SALUD EMOCIONAL
Emociones primarias
Todos nacemos equipados con emociones primarias propias de nuestra especie, las cuales se van modulando a través de la experiencia con nuestro entorno, familia y cultura, hasta componer nuestra propia historia emocional, que transforma las emociones primarias iguales en todos, en emociones secundarias más complejas e individualizadas, lo que llamamos SENTIMIENTOS.
Emociones primarias
IRA
La ira es una emoción primaria con la que nacemos y puede ser adaptativa cuando la usamos en el ataque hacia un enemigo, para deferdernos o defender a los nuestros o para atacarnos a nosotros mismos en momentos en los que necesitamos actuar.

LEYENDO NUESTRA IRA
Como toda emoción, la ira se relaciona con reacciones corporales, conductuales y cognitivas.
SEÑALES CORPORALES
Dolor de cabeza, pinchazos en el estómago, enrojecimiento de la cara, se nos acelera el corazón, nos tiemblan las piernas.
SEÑALES CONDUCTUALES
Golpear (a otros, a objetos, a nosotros mismos), gritar, callar, ponerse en posición de defensa, correr, quedar bloqueado.
INTERPRETACIÓN SUBJETIVA
Pensamientos negativos, incapacidad para razonar, pensamientos intrusivos, culpa, frustración.
GESTIÓN DE LA IRA
Como todas las emociones la ira nos provoca una sensación de urgencia a actuar, a hacer algo con ella. Muchas veces respondemos a ella de forma autómatica e inconsciente ya que al vernos en peligro debemos actuar rápido pues sino las consecuencias pueden ser catastróficas.
Sin embargo en nuestra vida cotidiana no solemos estar en peligro de muerte y sin embargo la emoción se dispara por motivos variados.
Aprender a gestionar la ira que genera sufrimiento excesivo en nosotros o los demás, es necesario para nuestra salud mental.
IDENTIFÍCALA
Saber qué o quiénes nos la provoca es el primer y más difícil paso que debemos dar. Muchas veces hemos desplazado nuestra ira en personas o cosas alejadas de su origen, o incluso hacia nosotros mismos. Otras muchas la usamos con una intensidad inadecuada o una temporalidad excesiva.
HAZLE UN SGUIMIENTO
A través de la auto-observación podrás detectar las señales antes, durante y después de tus episodios de rabia.
- Usa la introspeccíon, piensa en ella.
- Crea un diario de tu ira, donde relatar cómo te sientes y poder identificar acontecimientos y personas alrededor de ella.
HABLA DE ELLA
Es importante poder ponerle palabras a tu ira para poder ser más consciente tanto de lo que la provoca como de las consecuencias que tiene en tu vida. En una terapia psicológica podrás recibir ayuda que te facilite expresar cómo te sientes.
AUTO-RESGISTROS
Tras episodios de ira o rabia, utiliza estos autoregistros para poder ir entendiendo de forma más pormenorizada cuáles son sus antecedentes, qué ocurre durante el episodio y qué consecuencias tiene.
Puedes descargarte un auto-registro más abajo.
TRABAJA TU EMPATÍA
Tratar de ponernos en los zapatos del otro no solo podrá rebajar nuestra ira sino que nos ayuda a dar mayor importancia a lo que está sucediendo en la relación fuente de conflicto, en vez de estar hipervigilantes a nosotros o al otro. Pensar en relación nos llevará a tratar de entender lo que sucede de una forma más compleja y creativa. Como dice el refrán "dos no se pelean si uno no quiere".
REDUCE TU IRA
Cuando estamos muy enfadados no somos capaces de pensar de forma compleja en lo que está sucediendo ya que el pensamiento suele bloquearse. Darse tiempo de tregua, salir a la calle a tomar el aire, hacer ejercicio de cardio con la música a tope o utilizar la respiración consciente pueden ayudar a relajar nuestro cuerpo y mente para volver más tranquilos a la situación conflictiva. Como último y pasajero recurso, golpear un objeto que no pertenezca a nadie y no nos cause ningún daño puede ser una opción.
PIDE AYUDA
Cuando estés muy enfadado con tu pareja, tu hermano, tu jefe, avísale de tu enfado. En las relaciones más íntimas la ira suele salir de forma más intensa pero es proporcinal al sufrimiento que genera. Comunicar cómo te sientes, pedir espacio, pactar un tiempo limitado para tratar el tema. Solucionar los problemas entre dos es mejor a que cada uno imponga su criterio.
ELIGE TUS BATALLAS
Motivos para el enfado hay infinitos. Muchas veces incluso, a terceras personas les interesa que nos cabreemos: enfadados somos más manipulables y nuestro pensamiento se vuelve más polarizado y menos meditado.
Otras veces el enfado es inevitable e incluso necesario, pues debemos defender nuestra postura, atacar a alguien que nos está
agrediendo.
En los casos en los que no esté justificado pero no seamos capaces de pararlo, reparar el daño ocasionado y pensar en cómo la siguiente vez podemos hacerlo de otra manera menos destructiva nos ayudará.